Las siete
erres del consumidor ecológico
06/09/12
Por Alexz Fernández Muerza
Diversos consejos pueden suponer unas pautas de consumo más justas,
respetuosas con la naturaleza y económicas: Reflexionar, rechazar, reducir,
reutilizar, reciclar, redistribuir y reclamar. Los consumidores que asumen estas
siete acciones contribuyen a conservar el medio ambiente, a lograr un mundo más
equitativo y, de paso, ahorran dinero. Varios consejos sencillos de realizar
harán posibles estas siete erres del consumidor "verde".
Reflexionar
Los consumidores ecológicos son reflexivos y críticos. Reconocen que
los seres humanos, como los demás seres vivos, forman parte de un todo
interrelacionado: la naturaleza. Cualquier acción que antepone a los seres
humanos en detrimento de la naturaleza repercute de forma directa o indirecta en
el bienestar humano actual y el de las generaciones venideras. La información y
la educación ambiental son claves para que los ciudadanos puedan repensar su
manera de consumir.
Las decisiones coherentes con esta postura son muy diversas: elegir
bienes y servicios comprometidos con el medio ambiente, caminar, ir en bicicleta
o en transporte público en lugar del coche privado, apoyar el uso de las
energías renovables y huir en lo posible del uso de combustibles fósiles,
consumir alimentos frescos, de temporada y cercanos, vestir ropas realizadas con
fibras naturales, etc.
Rechazar
Los productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables deben
quedarse fuera de la lista de la compra. Este tipo de productos pueden estar en
muchos ámbitos del hogar y, siempre que se pueda, hay que rechazar su uso y
sustituirlos por otros más respetuosos con el medio ambiente. La limpieza de la
casa o de la colada se pueden hacer de manera ecológica sin recurrir a productos
industriales.
Los productos tóxicos, no biodegradables o no reciclables deben
quedarse fuera de la lista de la compra
Las etiquetas y la información al consumidor de los productos pueden
ayudar a discernir cuáles hay que rechazar. Conocer bien los símbolos de
reciclaje puede servir para saber si los materiales se recuperarán cuando acabe
su vida útil. Algunos productos tienen un gran impacto ambiental y, por ello,
conviene rechazarlos. Es el caso de los artículos que utilizan CFC, causantes de
la destrucción de la capa de ozono, otros que tienen una alta huella de carbono,
consumen una gran cantidad de agua virtual, causan la deforestación de bosques
vírgenes, se basan en el tráfico ilegal de especies amenazadas o utilizan artes
de pesca ilegales o sobreexplotan de los caladeros, entre otros. Como posibles
sustitutos, se pueden consumir los productos que garantizan la utilización
sostenible de los bosques (sello FSC) o de los recursos pesqueros (sello MSC),
los productos ecológicos o de comercio justo.
Reducir
El resultado de la fórmula es evidente: menos bienes, menos gastos,
menos explotación de los recursos naturales y menos contaminación y residuos. No
hay que dejar de consumir, sino hacerlo con cabeza. Antes de adquirir un nuevo
producto, conviene preguntarse si de verdad es necesario.
Los consumidores pueden reducir su impacto ambiental de muchas
maneras. Al comprar, hay que evitar los productos con un empaquetado excesivo.
Siempre que se pueda, hay que elegir los tamaños grandes y los productos
concentrados para generar menos basuras y, a la vez, ahorrar dinero. El agua no
es un bien inagotable aunque lo parezca cada vez que se abre el grifo. Diversos
consejos permiten reducir su consumo sin que sufra el nivel de bienestar. De
igual manera, la generación de energía supone la utilización en gran parte de
combustibles que generan contaminación, como el petróleo o materiales
radiactivos, y la explotación de la naturaleza. El gasto en energía también se
puede disminuir en casa mediante unas cuantas pautas sencillas.
Reutilizar
Prolongar la vida útil de los bienes contribuye al ahorro doméstico y
a disminuir el impacto ambiental. Los envases o productos de usar y tirar son la
antítesis de un consumo responsable y ecológico.
Prolongar la vida útil de los bienes contribuye al ahorro doméstico y
a disminuir el impacto ambiental
La reutilización es posible de muchas formas. Al hacer la compra,
conviene llevar bolsas de tela o de otros materiales que permitan su uso
prolongado y eviten las perjudiciales bolsas de plástico. Las baterías
recargables son menos nocivas que las de un solo uso. Las hojas de papel se
pueden utilizar por ambos lados y las cajas de cartón se pueden aprovechar más
veces para guardar otros objetos. Los libros, los discos, la ropa, etc. se
pueden intercambiar entre familiares y amigos, y tampoco está de más darse una
vuelta por los mercados de segunda mano. Lo barato sale caro, no solo para el
bolsillo, sino también para el medio ambiente. Los productos muy baratos de mala
calidad no duran nada y acaban en la basura. En su lugar, los bien elaborados se
pueden reutilizar más veces. Cuidar de manera adecuada los productos, hacer caso
de las recomendaciones de los fabricantes y repararlos siempre que se pueda
favorecerá que duren más. Una forma más sofisticada de reutilizar es el
denominado "upclycling", que transforma un objeto sin uso o destinado a ser un
residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor. Los consumidores logran
nuevos productos y se ahorran dinero.
Reciclar
Separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje
es una acción con múltiples beneficios medioambientales. Las basuras recicladas
no acaban en los vertederos, cada vez más saturados, los materiales desechados
se aprovechan para elaborar nuevos bienes y, por ello, se evita la extracción de
nuevas materias primas y se reduce el consumo de energía en su elaboración. Al
reciclar una lata de aluminio, se ahorra una cantidad de energía similar a la
que consume un televisor durante tres horas. Un bien con aluminio reciclado
consume un 5% de la energía que necesitaría si se basara en material virgen.
EROSKI CONSUMER ofrece a través de su escuela de reciclaje o de sus distintos
artículos toda la información necesaria.
De manera similar, los consumidores también pueden practicar el
compostaje un sistema que transforma la basura orgánica en varias aplicaciones
ecológicas.
Redistribuir
Los desequilibrios entre los países ricos y pobres no sólo afectan a
sus habitantes, sino también al medio ambiente. La humanidad ha duplicado en los
últimos 40 años su huella ecológica global, de manera que el consumo actual se
basa en la utilización de los recursos de otros territorios o de generaciones
futuras. Si todas las personas del mundo vivieran como un ciudadano medio de
EE.UU. o de Emiratos Árabes Unidos, se necesitarían más de 4,5 planetas Tierra.
La huella ecológica de los españoles también es alta: se requieren más de tres
superficies como la de España. El medio ambiente y la humanidad no pueden
soportar de manera indefinida este desarrollo insostenible y, por ello, hay que
redistribuir el consumo de manera equitativa. Los productos con una menor huella
ecológica o basados en principios de comercio justo pueden disminuir estas
diferencias.
Reclamar
Los consumidores pueden y deben tener una participación activa en las
actividades que influyen en su vida cotidiana. La ley ampara la posibilidad de
reclamar y exigir actuaciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente y la
calidad de vida de los ciudadanos. Las líneas de acción son muy diversas:
reclamar a las instituciones más medidas para conservar y recuperar el medio
ambiente, reclamar más infraestructuras para poder reciclar, reclamar un mayor
apoyo a los productos ecológicos y a las energías renovables, reclamar el uso de
bolsas reutilizables en los supermercados en vez de las de usar y tirar,
reclamar más productos reciclados y reciclables, reclamar más información
medioambiental, etc.
Los consumidores son la base del sistema productivo y sus decisiones
de compra pueden modificar las tendencias del mercado. Por ello, realizar un
consumo responsable es una manera indirecta de reclamar a las empresas que
incluyan la variable ecológica en sus bienes y servicios.Ecoportal.net
Eroski Consumer
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